La importancia de la correcta elección del marco en secano
Su influencia en la maduración, productividad y calidad del aceite
Desde que a mediados de los años 90 iniciáramos nuestras primeras investigaciones sobre el Olivar en Seto de secano y en 1999 realizára-
mos nuestra primera plantación, no hemos cejado en el empeño de seguir investigando para mejorar este sistema de cultivo, realizando numerosos ensayos en diferentes centros de investigación de secano como ‘El Camarero’, ‘El Calderito Bajo y Alto’, ‘Las Hazuelas’, etc., así como también, a través de la experiencia y el conocimiento práctico que hemos ido adqui-
riendo a lo largo de todos estos años, con la puesta y manejo de numerosas explotaciones de Olivar en Seto ubicadas en diferentes luga-
res del mundo.
Todo ello nos ha ido aportando la información y las claves necesarias para conocer en profundidad este sistema de cultivo y permitirnos
evolucionarlo y mejorarlo, así como también la incorporación paulatina de nuevas variedades al mismo.
¿Y qué es lo que nos han ido diciendo los ensayos y la observación en campo que venimos realizado a lo largo de todos estos años? Que los marcos han de ser mucho más amplios, ya que son numerosas las ventajas agronómicas y económicas que tienen frente a los densos, como así nos lo vienen indicando los excelentes resultados que estamos obte-
niendo con ellos.
En la época otoñal que nos encontramos se visualiza muy bien en campo la importancia de la correcta elección del marco, sobre todo en secano, y la repercusión que éste tiene con independencia de la variedad en la maduración del fruto, la productividad de la plantación y calidad del aceite obtenido.
Para ilustrar mejor esta cuestión decidimos, el
pasado 14 de octubre de 2021, comprobar
el estado en el que se encontraban la cosecha de dos conocidas variedades: ‘Arbosana’ y ‘Arbequina’ plantadas en secano, tanto
en Olivar en Seto de marco amplio como en Olivar Superintensivo de marco estrecho.
En el Olivar en seto de marco amplio pudimos
observar que gozaba de buen aspecto y tenía una buena cosecha en ambas variedades. Los árboles se encontraban frescos, sus hojas tenían un color intenso, estaban abiertas y realizaban correctamente el intercambio gaseoso. Sus aceitunas estaban en perfecto estado, eran de gran tamaño, se encontraban bien hidratadas y no se percibía ningún síntoma de estrés en ellas, un claro indicativo de que están llevando a buen término su maduración
sin la imperiosa necesidad de la llegada de las aguas otoñales.
Otro aspecto que se podía apreciar en las plantaciones de marco amplio era la óptima insolación que recibía tanto la calle como toda la superficie foliar de los árboles, lo que, por un lado, permite que el suelo alcanzase la temperatura idónea para inducir y estimular a los árboles a su correcto desarrollo fisiológico y, por otro, que se incremente la radiación solar percibida, posibilitando que la maduración de los frutos sea más homogénea en todo el árbol y que se alcancen rendimientos grasos más elevados, lográndose así una alta productividad
en la explotación, así como también la obtención de AOVES de altísima calidad.
Además, el hecho de que la plantación no se encuentre “alcanzada” (sin estrés hídrico), ha repercutido positivamente en un óptimo desarrollo de las brotaciones otoñales, lo que va a permitir que el próximo año los olivos puedan albergar una gran floración y cuaje de aceitunas.
Instantes después visitamos las dos variedades plantadas en superintensivo a marco estrecho. A simple vista se podía observar en cualquiera de ellas, como padecían un importante estrés hídrico, sus hojas tenían un color pardusco, se encontraban muy secas y encanutadas. Ante esta situación de estrés, la planta responde con un cierre prolongando de sus estomas para así reducir la transpiración (y ahorrar agua).
Este hecho provoca que los árboles no realicen correctamente el intercambio gaseoso, lo que altera el proceso fotosintético con el que elaboran los productos asimilados que necesitan, lo cual les ocasiona un deterioro en su desarrollo vegetativo, la productividad y el rendimiento graso finalmente obtenido.
En cuanto a las aceitunas, éstas eran de pequeño tamaño, se encontraban alcanzadas y viradas ya de color, un claro indicativo de que no estaban completando su correcta maduración. En cuanto a sus brotaciones otoñales se observó que eran muy cortas, algo que a buen seguro comprometerá su cosecha el próximo año.
Al comparar las aceitunas de uno y otro marco pudimos observar la gran diferencia de tamaño que existía entre ellas, las de marco estrecho representaban aproximadamente una tercera parte de las de marco amplio.
A continuación, procedimos a realizar un corte transversal a las mismas para analizar su interior y apreciar la relación de pulpa/hueso. Las aceitunas provenientes del marco estrecho, con independencia de su variedad, poseían una relación pulpa/hueso mucho menor que las de marco amplio, lo que incidirá no solo en obtener una menor productividad por hectárea, sino que también ocasionará una merma importante en la calidad del aceite obtenido.
Por tanto, la elección del marco correcto es una decisión de suma importancia sobre todo en secano.
Desde Todolivo basándonos en nuestra dilatada experiencia y en los datos obtenidos a través de la investigación que venimos realizando desde hace 25 años, hemos llegado a la conclusión de que los marcos en Olivar en Seto de secano han de ser amplios, aconsejando que su densidad se sitúe entre las 300 y las 700 plantas/ha y la superficie por árbol entre los 15m2 y 35m2/planta, dependiendo de la tipología de suelo,la capacidad de retención hídrica que tenga el mismo y de las condiciones climatológicas que soporta la finca.
Desde Todolivo una vez que disponemos de toda esta información, calculamos el volumen de masa vegetal que es capaz de soportar la misma, aconsejando al agricultor la/s variedad/es más idónea/s y la distancia apropiada a la que se debe plantar los olivos para conseguir la máxima productividad.
Una vez resueltas estas cuestiones y plantados los árboles, nuestro departamento técnico asesora al agricultor sobre las labores y tareas agrícolas que se deben realizar, y a definir qué poda de formación y producción se debe practicar a los árboles teniendo en cuenta las rectricciones agroclimáticas que soporta cada explotación, para de esta manera poder mantener la masa vegetal deseada y conseguir un correcto equilibrio y desarrollo vegetativo con el que cada año el agricultor pueda alcanzar su techo productivo.
Con esta evolución de marcos y variedades que hemos propiciado, conseguimos que los olivareros puedan producir de forma regular en sus fincas, no solo una mayor cantidad de kilos de AOVE por hectárea, sino también hacerlo de
una forma mucho más sostenible, eficiente y rentable, ya que, por un lado, disminuimos de forma significativa la inversión y los gastos de manejo del cultivo y, por otra, ayudamos a mejorar nuestro planeta ya que este sistema tiene un balance de huella de carbono muy positivo, hace un menor uso de recursos naturales y de insumos y fomenta una mayor biodiversidad animal.